martes, 10 de abril de 2012

La gran hostia

Frente a un peligro en el camino, se puede clasificar a los amigos en dos grupos: los que te avisan de este, y los que se esperan a que te des la hostia para que aprendas a mirar el camino. Yo siempre había sido de los amigos que avisaban de estos peligros una y otra vez, pero me cansé de hacerlo, ya que nadie hace caso a las advertencias. Pero es la naturaleza humana. Somos una especie que cree en el ensayo/error. No aprendemos hasta que nos hemos equivocado unas cuantas veces.

Y yo hoy, me siento más humano que nunca.

Voy a poneos en antecedentes. Hará casi dos años que conocí a un tío que me cambió la vida. Con él mi vida era feliz, las horas me parecían segundos. Pero con él también salían todos mis miedos, toda mi peor parte. Unos miedos absurdos que no me permitían avanzar, no me permitían demostrarle lo que me hacía sentir. Aproximadamente cinco meses después, la cuerda estaba tan tensa que acabó rompiéndose. Lo raro es que no hubiese pasado antes.
Y mientras que ese chico, rehacía su vida con otro apenas 15 días después de dejarme, yo seguí mucho tiempo pillado por él. Afortunadamente, Twitter me enseñó que había tíos que podían merecer la pena, así que al menos lo sobrellevaba.
Al mes de dejarlo, mi ex decidió que lo único que hacíamos era hacernos daño, y que si no podíamos ser amigos, mejor que no fuésemos nada. Y así fue. Respeté bastante eso y en los siguientes meses apenas le mandé dos mensajes diciéndole que le echaba de menos (que para todo lo que pensaba en él, dos mensajes eran más bien poco).
Pero todo fue a peor cuando una noche de agosto nos reencontramos y hablamos, y a las horas recibí un mensaje suyo diciéndome que le había hecho ilusión volver a verme. Y ahí empezó una conversación de una hora de SMS's, donde yo le abría todo mi corazón. Creí que tenía una oportunidad, pero tras toda esa charla, me dijo que aún seguía con su novio. Creo que no existen palabras que puedan definir el sentimiento de gilipollas que tuve en ese instante. Fue el momento en el que dije "se acabó, me rindo". Y en el fondo desearía que así hubiese sido.
Pero como ya he dicho antes, soy humano, y propenso a equivocarme. Por ello pensé que podía ser su amigo. Apenas hablamos hasta hace poco, pero antes de llegar a ese punto, empecemos con la trama B.

Al llegar el año nuevo, decidí pasar página y buscar en mi ciudad a alguien que mereciese la pena. Y bueno, hará un mes que conocí a un chico decente, escocés, que era divertido. Yo realmente sólo buscaba pasármelo bien, y en ningún momento esperaba pillarme. Un día quedamos, y la verdad es que para ser una primera cita mía no fue mal. Y al día siguiente quedamos para cenar en mi casa. Reconozco que no fue la mejor noche de la historia, lo sé, pero no me hubiese importado repetir. Y a él cuando acabamos parecía que tampoco, pero al día siguiente las cosas cambiaron, y bueno, digamos que mi pillamiento se convirtió en unidireccional.

Volvamos a la trama A: hará un mes, que volví a hablar con mi ex (quedamos como amigos, pero de la clase de amigos que se saluda por la calle si se ven, vaya). Y le confesé que tenía Whatsapp.

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Aviso: El Whatsapp, como cualquier red social, lo carga el diablo.
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Y hablamos, no mucho, pero hablamos. Tal vez yo vea cosas donde no las hay, pero si alguien te dice de quedar a tomar algo, se excede en el uso del ":P", y alguna vez usa el "jijiji", permitirme pensar que sus intenciones no son únicamente amistosas. Aunque realmente lo fuesen, o no, o yo que coño sé.

Pero bueno, a lo que íbamos. El domingo vi que mi ex estaba en esa red social de ámbito gay que todo el mundo sabéis cual es, y al no tener mi foto puesta, aproveché para tomarle un poco el pelo. Me confesó que estaba soltero, y que estaba buscando a alguien.
Cual es mi sorpresa cuando en menos de 24h, el escocés informa de que está en una relación en Facebook. El nombre y la edad que daba de su chico a sus amigos coincidía con el de mi ex, y se habían agregado un día antes.
Obviamente, aunque no debería, me sentó como una patada en los cojones. Y sí, sé que me diréis "te comes mucho la cabeza, seguro que no es verdad, es tu imaginación". Pero os confesaré una cosa, cuando mi instinto me dice algo, rara vez falla. Y esta vez no ha sido una de ellas.
Están juntos, algo confirmado por mi ex a las 4 de la mañana (hora a la que debería haber estado durmiendo, como no).

¿Y a que viene todo esto diréis? Pues como os explicaba, soy humano, y parece que me gusta chocarme mil veces con el muro que hay en mi camino. Pero ya no, hoy ha sido LA GRAN HOSTIA. Una hostia tan fuerte que se ha llevado por delante esos dos muros, dejando el paso libre para que continúe mi camino.

Y esta vez, no pienso pararme para echar de menos los ladrillos, ni para mirar atrás.

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